Morelia, Michoacán – Con una serie de eventos delictivos macro en tan solo un mes, la violencia en Morelia ha alcanzado niveles alarmantes, superando a otras ciudades que anteriormente fueron consideradas epicentros de la inseguridad en el estado, como Apatzingán y Uruapan.
Incendios provocados en tres bares en la zona de Altozano, ataques a balazos en una plaza comercial que dejaron cinco personas heridas, el asesinato de dos policías ministeriales durante un operativo en la colonia Misión Del Valle, incendio de seis vehículos en un estacionamiento de la colonia Juana Pavón y el reciente asesinato a balazos de dos empresarios en la colonia Chapultepec, son solo algunos de los hechos que han sacudido a la capital michoacana.
Ante esta ola de violencia, el Presidente Municipal de Morelia, Alfonso Martínez, ha generado controversia al mostrar una actitud ambivalente respecto a la propuesta de coordinación para la seguridad pública en el municipio, expresada por el Gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y ampliada por otros funcionarios estatales.
Aunque en un principio Martínez se mostró receptivo a la coordinación, posteriormente ha enviado mensajes confusos, aparentando desconocer los detalles de la propuesta y generando dudas sobre su disposición real para trabajar en conjunto con el gobierno estatal y federal en materia de seguridad.
La propuesta de coordinación planteada no implica un mecanismo de Mando Único o Mando Unificado, que históricamente han sido criticados por despojar a los municipios de recursos y facultades en materia de seguridad. Según explicaciones del Secretario de Seguridad Pública, José Alfredo Ortega Reyes, en el acuerdo propuesto, el municipio mantendría su presupuesto y sus obligaciones constitucionales en seguridad pública, mientras que la Secretaría de Seguridad Pública intervendría en la designación del Director de la Policía Municipal en conjunto con el municipio.
Sin embargo, la situación se complica debido a la resistencia del Alcalde Martínez a relevar a Alejandro González Cussi de su cargo, lo cual es considerado como un obstáculo para llegar a un acuerdo fructífero con las autoridades estatales y federales, ya que se contempla la incorporación de la Guardia Nacional en la estrategia de seguridad en Morelia.
Ante esta encrucijada, el Presidente Municipal enfrenta una decisión estratégica de Estado: optar por la amistad o por la responsabilidad en el combate a la creciente violencia que asfixia a la ciudad. La inercia delictiva no espera y la ciudadanía demanda acciones concretas para enfrentar esta crisis de seguridad.
En conclusión, la situación de violencia en Morelia es preocupante y requiere una respuesta efectiva y coordinada entre los distintos niveles de gobierno. El papel del Alcalde Martínez es clave en esta coyuntura, y su decisión de trabajar en conjunto con las autoridades estatales y federales, dejando de lado intereses personales, será determinante para el futuro de la capital michoacana. La seguridad y el bienestar